Después de una temporada en las filas de los Memphis Grizzlies de la NBA, Juan Carlos Navarro decidió aceptar la oferta que le hacía el Regal Barça para liderar a un equipo que ansiaba volver a ganar títulos.
Navarro, en las primeras ruedas de prensa de su vuelta a Barcelona, no se cansó de repetir que
aceptaba el reto.
Y es que la escolta de Sant Feliu de Llobregat asumió rápidamente el nuevo rol en el equipo y
fue, de principio a fin, el líder que le faltaba al equipo y el principal responsable, junto con de
otros jugadores importantes como Andersen, Vázquez o Ilyasova, del 15º título de Liga en la
historia del baloncesto azulgrana, su quinto en las filas barcelonistas. Ahora, sin embargo, más
que nunca, como principal protagonista.
Madurez deportiva
A sus 28 años, Navarro decidió volver a casa. Con la madurez que le había dado un
año complicado, pero enriquecedor, en los Estados Unidos, ‘La Bomba' quería volver a
activarse en el Palau y así fue. Aparte de ser el mejor anotador del equipo en la Euroliga (14.7
puntos) y en la ACB (16 puntos), Navarro también fue el mejor asistente (3.6 asistencias en la
Euroliga y 4.8 en la ACB) de un Regal Barça que supo aceptar a la perfección el nuevo rol del
escolta.
El rey de los MVPs
Esta madurez deportiva le ha llevado, además, a conquistar todo tipo de galardones
individuales. Los más importantes, sin duda, son los premios de MVP de la fase regular de la
Euroliga, galardón que le fue entregado en Berlín en la gala oficial que la máxima competición
continental hizo en la Final a Cuatro, y el de MVP de los play-off de la Liga ACB.
Sus buenos partidos durante toda la fase regular de la Euroliga y su gran aportación en los
momentos claves de los play-off por el título de la ACB, especialmente en la final contra el TAU,
fueron definitivos a la hora de conseguir el máximo galardón individual de un jugador en una final
ACB. Navarro sustituía de esta manera al norteamericano Pete Mickeal.