En la vida de los clubes deportivos la evolución de sus instalaciones es una de las principales muestras del éxito o la decadencia de las entidades.
En la historia del Barça esta idea se manifiesta claramente en tres etapas: la primera, con
cambios sucesivos de terreno de juego, resultado lógico de toda etapa inicial; la segunda, con el
campo de las Corts, signo de la consolidación del club; y la tercera, la del Camp Nou, que es la
que corresponde con la expansión y grandeza de la entidad.
El viejo campo de Las Corts, inaugurado en1922, vivió diversas remodelaciones para acoger una
masa social azulgrana que no paraba de crecer. Después de la Guerra Civil la recuperación de la
entidad significó un aumento continuado de socios y de espectadores. El club respondió a esta
demanda con diversas ampliaciones, tanto del gol sur (1946) como del gol norte (1943), o de la
capacidad de la tribuna (1945). Asimismo, cada vez era más claro que había la necesidad de
plantearse la construcción de un campo nuevo, y por ello la junta combinaba estas mejoras de las
Corts con los primeros pasos para conseguir el sueño de un nuevo estadio.
La necesidad de un nuevo estadio
Desde 1948 las voces favorables a un proyecto ambicioso eran cada vez más numerosas, pero el
propósito no era fácil de hacer efectivo, y había que conciliar con el desarrollo urbanístico que
Barcelona comenzaba a hacer en aquellos años en el área de la Diagonal.
En muchas ocasiones se hace referencia al impacto que tuvo el fichaje del gran jugador
Ladislau Kubala para acabar de hacer decidir a la junta barcelonista. Es cierto que la llegada de
Kubala creó unas enormes expectativas y una atmósfera de ilusión colectiva, pero hay que tener en
cuenta que también fueron muy decisivas en esta misma dirección las dos Ligas ganadas
consecutivamente los años 1947-48 y 1948-49, antes de la incorporación del crack húngaro.
De hecho, el primer paso en firme del club se produjo en septiembre de 1950, quince días
antes de que Kubala jugase su primer partido amistoso vestido de azulgrana. En aquel momento el
club, que presidía Agustí Montal y Galobart, firmó una opción de compra sobre terrenos de la zona
de la Maternidad, que hizo efectiva dos meses después.
A partir de entonces se abrió una etapa suficientemente enojosa, pues la decisión de la
comisión del Camp Nou (9 de febrero de 1951) de cambiar el emplazamiento del futuro estadio en la
zona final de la Diagonal dio paso a unas estériles negociaciones con las Administraciones que no
llegaron nunca a buen puerto. El asunto quedó en punto muerto hasta la victoria de Francesc
Miró-Sans en las elecciones a la presidencia del FC Barcelona (14 de noviembre de 1953). El nuevo
presidente era un acérrimo defensor de la rápida construcción del nuevo estadio y una de las
primeras cosas que decidió (18 de febrero de 1954) fue emplazar el futuro estadio en los terrenos
adquiridos en 1950 y no en el tramo final de la Diagonal. Así, el 28 de marzo, ante una multitud de
60.000 barcelonistas, se colocó la primera piedra del Camp Nou, bajo la presidencia del gobernador
civil Felipe Acedo Colunga y con la bendición del arzobispo de Barcelona, Gregorio Modrego.
La construcción (1954-1957)
El proyecto del nuevo estadio fue encargado a los arquitectos Francesc Mitjans Miró, primo
hermano de Miró-Sans, y Josep Soteras Mauri, con la colaboración de Lorenzo García Barbón. Más de
un año después, el 11 de julio de 1955, el club adjudicó la obra a la empresa de construcción INGAR
SA, que presentó un presupuesto de 66.620.000 pesetas y un plazo de ejecución de 18 meses. El coste
total de la obra, sin embargo, sobrepasó con creces la cantidad mencionada, llegando a ser de unos
288 millones de pesetas, una cifra que se tuvo que sufragar en parte con las sucesivas emisiones de
obligaciones hipotecarias (100 millones de pesetas) y bonos de caja (60 millones de pesetas). Esta
medida permitió financiar la construcción del estadio, pero a costa de endeudar el club durante
algunos años.
La inauguración
La fecha prevista para la inauguración del estadio era la del 24 de septiembre de 1957. Para
llevar a cabo una ceremonia bien esplendorosa se constituyó una comisión organizadora de la
inauguración, la presidencia de la cual correspondió a dos personas: Aleix Buxeres (relaciones
públicas) y Nicolau Casaus (organización). El sábado 21 de septiembre José María de Cossío, miembro
de la Real Academia Española, pronunció, en el Salón de las Crónicas del Ayuntamiento de Barcelona,
el pregón que abría oficialmente las fiestas de la inauguración de las nuevas instalaciones.
También, durante aquel fin de semana de septiembre, se disputaron en el campo de las Corts y en el
Palacio Municipal de Deportes una serie de partidos internacionales, que tuvieron como
protagonistas a las diversas secciones del club. La trascendencia de aquellas jornadas quedó bien
patente en el hecho de que el gran poeta Josep M. de Sagarra escribiese un soneto titulado 'Azul
Grana', y en la creación de un himno en el estadio del FC Barcelona, con letra de Josep Badia y
música de Adolf Cabané.
Aquel día de la Merced de 1957, la ciudad apareció engalanada con los colores azulgranas. Los
actos de inauguración comenzaron con una misa solemne y la bendición del estadio por el arzobispo
de Barcelona, Gregorio Modrego. Acto seguido, el Orfeón Graciense cantó el ‘Aleluya’ de
Händel y se entronizó la imagen de la Virgen De Montserrat. Numerosas personalidades del mundo
político y deportivo apoyaron en el palco al presidente Francesc Miró-Sans, como José Solís Ruiz,
ministro secretario general del Movimiento, de quién dependía la política deportiva oficial en
aquella época; José Antonio Elola Olaso, jefe de la Delegación Nacional de Deportas; Felipe Acedo,
gobernador civil de Barcelona, y Josep M. de Porcioles, alcalde de Barcelona.
Con más de 90.000 espectadores que llenaban las graderías de un Camp Nou que aún no estaba
acabado, comenzaron a deshilar por el terreno de juego representantes de los clubes catalanes de
fútbol, así como miembros de las secciones del club, de las peñas barcelonistas y de los diversos
equipos de la entidad. A continuación fue interpretado el ya mencionado 'Himno al Estadio' y a las
cuatro y media de la tarde, se inició el partido inaugural. Se enfrentaron el FC Barcelona y el
conjunto polaco del Varsovia. La primera alineación barcelonista del nuevo estadio fue: Ramallets,
Olivella, Brugué, Segarra, Vergés, Gensana, Basora, Villaverde, Martínez, Kubala y Tejada. En la
segunda parte el once barcelonista fue el siguiente: Ramallets, Segarra, Brugué, Gràcia, Flotats,
Bosch, Hermes, Ribelles, Tejada, Sampedro y Evaristo. El partido acabó con un 4-2 favorable a los
barcelonistas, con goles de Eulogio Martínez (quién, en el minuto 11, marcó el primer gol del Camp
Nou), Tejada, Sampedro y Evaristo. Durante el descanso, 1.500 personas bajo la dirección de la
Agrupación Cultural Folclórica de Barcelona, bailaron una inmensa sardana y se liberaron 10.000
palomas. Comenzaba de esta manera una nueva etapa en la historia del FC Barcelona.
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