Joan Coma (Barcelona, 1877-1959) sucedió a Antoni Oliver en la presidencia del club el 20 de diciembre de 1931 y vivió uno de los mandatos más complicados de la historia de la entidad.
El inicio de su etapa al frente del club coincidió con un periodo de problemas internos que provocaron la dimisión de su predecesor. Además, Coma tuvo que enfrentarse al problema económico derivado de la nueva política de aumento de las fichas de los integrantes del primer equipo. Al mismo tiempo, la proclamación de la República tuvo como consecuencia un descenso notable del interés por el fútbol y por el Barça, lo que se tradujo en una pérdida de socios e ingresos económicos. Todo esto sumió a la entidad en una grave crisis económica y Coma tuvo que hacer auténticos malabarismos para evitar la quiebra del club.
Las reducciones en el presupuesto obligaron al máximo dirigente del Barça a prescindir de buena parte de los jugadores que habían formado la base del gran equipo de la década de los 20. Así pues, en 1932, dejó en libertad a hombres como Piera, Mas, Dos Santos y Gual. Pero, sin duda, la decisión más polémica fue dar la baja a Samitier. Fue una iniciativa que levantó muchas protestas, y Coma tuvo que explicar que la salida del club del 'hombre langosta' se debía a su edad y carácter indisciplinado. La indignación popular alcanzó el clímax cuando, al cabo de pocos días, 'Sami' fichó por el Real Madrid, al que hizo campeón de Liga en la temporada 1932-33.
Por otra parte, la renovación de la plantilla azulgrana no dio los frutos esperados y, esa misma temporada, el Barça fue eliminado de la Copa por el Sevilla tras perder por 4 a 0 en el partido de vuelta. El resultado provocó la dimisión de algunos directivos y, pocos días después, apareció en la prensa una carta firmada por 800 personas en la que se pedía la dimisión del presidente.
La crisis deportiva y económica se acentuó todavía más en verano de 1933, después de finalizar la temporada con un déficit importante y de la estrepitosa derrota que el Barça encajó en un amistoso contra el Badalona (6-1). El presidente intentó aplacar la crispación nombrando una directiva de consenso, pero esta medida tampoco dio resultado: la temporada siguiente fue desastrosa. El Barça fracasó en todas las competiciones, el número de socios cayó hasta los 8.000 y las gradas de Les Corts quedaron prácticamente vacías. La situación era realmente insostenible y, el 16 de julio de 1934, Coma dejó el cargo.
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