El FC Barcelona, el Quimics y el Berliner Rugby Club han convivido durante tres días. Además de hacerlo en el terreno de juego, los alemanes han visitado la ciudad, las instalaciones azulgrana y han vivido con familias catalanas.
El Barça visitó Berlín el año pasado. Este año han sido los alemanes los que ha visitado Barcelona (Foto: FCB)
Han ganado los berlineses
El nivel del Berliner Rugby Club se ha hecho patente tanto en el partido jugado contra el Barça
como el que disputaron contra el Quimics. En ambos enfrentamientos los alemanes han ganado de
manera holgada.
Hace un año, el equipo alevín del FC Barcelona tuvo el privilegio de poder viajar hasta Alemania y
conocer otra manera de vivir y jugar a rugby. Esta iniciativa fue bastante enriquecedora y, un año
después, los mismos protagonistas lo han reeditado pero en Barcelona. El Berliner Rugby Club es el
club más antiguo de Alemania (1926) -dos años antes había nacido la sección azulgrana-, y su equipo
sub-14 ha sido el campeón alemán de la categoría.
"Para los chicos, encontrarse con otros equipos es muy importante y gratificante", asegura
Arturo Trenzano, coordinador azulgrana, que continúa diciendo: "El objetivo que queremos conseguir
con iniciativas como ésta es consolidar la sección con un plan de formación" .
El árbitro, descalzo
Matías José Aristarain es el coordinador del Berliner y el cerebro de esta iniciativa: "Esto
lo hacíamos en Argentina y el año pasado lo implantamos en Alemania, que no están acostumbrados.
Fue muy bien. Y ahora en Barcelona estamos encantados de la tortilla, de la ciudad, del Museo del
Barça ... Ha sido maravilloso, hemos quedado sorprendidos. El Barça ha quedado muy bien ".
Aristarain ha tenido que ejercer de árbitro. Y lo ha hecho sin zapatillas: "Me torcí el pie y
he preferido descalzarme. En Alemania y en Argentina jugamos sobre césped natural y ésta es
sintético. Ya me han pisado unas cuantas veces pero no pasa nada ".
Anna, la única chica
El encuentro ha sido perfecto. Los jugadores consiguen formarse y, además, la diversión está
garantizada. El reto de enfrentarse con un estilo de rugby diferente es atractivo. "Hay mucho más
contacto", comenta Santi Escuder, un segunda línea que el año pasado pudo viajar a Berlín.
Anna Ramón es la única chica del equipo. Ella el año pasado no fue porque se quedó jugando
con otro equipo de categoría diferente. Pero para Anna el rugby es una gran pasión: "Llevo muchos
años jugando. Soy uno más dentro del equipo ".
Hasta este año, la chica podrá jugar con chicos - "me miman porque soy la única". Después,
sus aspiraciones son seguir jugando para llegar a lo más alto posible. "Es un deporte poco
valorado. Yo recomendaría a la gente que viera el Seis Naciones o el Mundial. Sí que es un deporte
de contacto, te dan golpes, pero te acostumbras ", sonríe Anna.