Siarhei Rutenka está viviendo la tragedia de Fukushima con un sentimiento especial. Hace casi 25 años vivió una situación parecida en Bielorrusia. Sufrió en primera persona el accidente nuclear más grave de la historia, el de la central de Chernóbil.
Esta noche, a las 23 h
Rutenka ha hecho estas declaraciones en el programa 'Estación Camp Nou', que se estrena este
viernes a las 23 h. El jugador bielorruso nos habla, entre otras muchas cosas, de cómo vive el
Barça, el cual define como "una gran familia".
También se podrá ver la entrevista en las remisiones del sábado (14.30 h) y del domingo
(21.30 h).
El 26 de abril de 1986, una decena de países de la Europa central y oriental quedaron afectados por
la radiactividad de la central nuclear de Chernóbil. Aunque la central se encontraba en la actual
Ucrania, Bielorrusia fue una de las antiguas repúblicas soviéticas más afectadas por la
contaminación. Ahora que el terremoto y el posterior tsunami del 11 de marzo en Japón ha llevado a
la central nuclear de Fukushima a una nueva catástrofe nuclear, hablamos con el jugador del Barça
Borges Siarhei Rutenka, natural de Minsk, la capital bielorrusa.
Rutenka recuerda muy bien aquel año 1986, aunque tenía sólo 5 años: "En aquella época todo
era muy cerrado, no se hablaba tanto como hacen ahora los medios de comunicación con el Japón.
Recuerdo que todo era un poco extraño. Mi madre nos envió a mí y a mi hermano pequeño al pueblo
donde vivía mi abuela para que estuviéramos tan alejados como pudiéramos de Chernóbil. Yo no
entendía nada. Mi madre sólo nos dijo que pasaríamos tres o cuatro meses con la abuela. Nos
enteramos más tarde de todo lo que había pasado." El de Chernóbil fue calificado como el accidente
nuclear más grave de la historia, ya que se llegó a un 7 de magnitud en la escala del INES (Escala
Internacional de Eventos Nucleares). El de ahora de Fukushima tiene, de momento, una magnitud de 4.
Escondidos de la lluvia
Ya en casa, Rutenka veía que seguían pasando cosas extrañas: "Un año
después, mi madre todavía vigilaba mucho lo que comíamos, nos escondía si llovía ... eran cosas
extrañas. Fue entonces cuando mi madre nos lo explicó. Ella se enteró porque mi tía estaba
trabajando en una ambulancia en Chernóbil, y gracias a ello teníamos un poco de información. Pero
igualmente era una información de boca a boca." A diferencia del exceso de información que hay
ahora sobre la situación en Japón, cuando se produjo el accidente en Chernobil el mutismo era casi
absoluto.
No fue hasta la disolución de la Unión Soviética, en 1991, cuando se empezó a dar más
información: "Con el tiempo, cuando cayó la Unión Soviética, comenzó a salir todo en la prensa, y
yo empecé a enlazar diferentes piezas hasta tener la imagen total de lo ocurrido. No se lo deseo ni
a mi peor enemigo. Es terrible", recuerda Rutenka, que está viviendo la catástrofe de Fukushima de
una manera muy próxima.
Sin respuestas
El próximo 16 de abril se cumplirán 25 años del accidente nuclear de Chernóbil. El jugador
del Barça Borges nos confirma que todavía hoy hay secuelas: "Todavía hay mucha gente en mi ciudad
natal, en Minsk, y en la frontera de Bielorrusia con Ucrania, que sufren. Lo de la radiación es
algo que no sale de inmediato, sino que puede salir en la siguiente generación, o incluso dos
generaciones después. Es una tragedia terrible. En Minsk mismo hay gente desplazada de la zona del
accidente. Deben hacer todavía mil pruebas. Los médicos pasan cada dos o tres meses. Y aunque salen
niños con problemas poco habituales. Lo peor de todo es que los médicos aún no saben si estos
problemas son producidos por esta tragedia o no. Es un problema muy difícil y nadie te puede
responder nada."