
27.02.2008 11:25
Jordi Clos
El conjunto blanco vive el mejor momento desde que Koeman y Bakero se hicieron cargo de él. La eliminatoria anterior contra el Atlético de Madrid supuso un punto de inflexión en su trayectoria.
El buen papel en la Copa del Rey ha sido el gran bálsamo del
club. De hecho, la eliminatoria contra el Atlético de Madrid, en los cuartos de final, supuso un
punto de inflexión en el estado anímico de los blancos. Desde entonces, el Valencia, con cuatro
jornadas sin perder, se ha reenganchado a la lucha por las plazas europeas. Ahora mismo es noveno
en la Liga, a cuatro puntos del sexto. El acceso directo a la UEFA sería un mal menor para el
Valencia, aunque si estuviera acompañado de un título incluso se vería con buenos ojos. Por eso, la
Copa se ha erigido en una vía de escape para los de Koeman. Su trayectoria en esta competición es
impecable: ha dejado en la cuneta al Betis y al Atlético de Madrid, marcando dos goles en el Ruiz
de Lopera y el Calderón.
Ronald Koeman, secundado por José Mari Bakero, parece haber
encontrado la fórmula del éxito. El juego del equipo ha evidenciado una mejora considerable con el
sistema 4-2-3-1, en el que los fichajes invernales Banega y Maduro aportan consistencia en la
medular, y Joaquín y Mata, profundidad por las bandas. Es el mejor momento desde que el héroe de
Wembley tomó las riendas. La prueba es que el sábado, a pesar de empatar en casa con el Recreativo
(1-1), la exigente afición de Mestalla despidió a sus hombres con aplausos.