07.05.2008 12:41
14º aniversario de un gol decisivo
Jesús Carrillo
Hoy, 7 de mayo, hace 14 años que el Barça obtuvo una victoria vital en el estadio Santiago Bernabéu. La victoria culé, con el gol de Guillermo Amor, fue decisiva para ganar la Liga, la cuarta consecutiva.
A los 77 minutos del partido ante el Real Madrid, y correspondiente a la 37ª jornada de aquella
Liga, una acción que comenzó Bakero en el centro del campo y que continuó Eusebio Sacristán,
combinando con Hristo Stòitxkov, que centró al área madridista para que Guillermo Amor rematase,
solo, al fondo de la portería de Paco Buyo.
El Depor sigue líder
La victoria barcelonista sirvió para que el once de Cruyff fuese líder la noche del sábado al
domingo. El clásico fue el único partido adelantado en la jornada de Liga y el gran rival
barcelonista en la lucha por el título, el Deportivo de la Coruña, jugaba en Las Gaunas ante el
Logroñés. La presión azulgrana del día anterior no fue aún suficiente para el equipo de Arsenio
Iglesias, que ganó en La Rioja, con los goles de Donato y Javier Manjarín. Después de la penúltima
jornada, el Depor seguía líder, con 55 puntos, uno más que el Barça a falta de una jornada para la
conclusión del campeonato.
Campeón una semana después
Aquella victoria en el Bernabéu sirvió para seguir la presión
hacia el conjunto gallego, que una semana más tarde dejaba el liderato para que el FC Barcelona
fuese, otra vez, campeón de Liga. Los de Cruyff ganaban en el Camp Nou al Sevilla por 5-2 mientras
que el Deportivo no pasaba del empate a cero ante el Valencia. Barça y Deportivo llegaban, ambos,
con 56 puntos, pero el ‘goal average' particular era favorable a los barcelonistas.
Probablemente, sin el gol de Amor en el Bernabéu, el penalti fallado por Djukic en Riazor, decisivo
para la suerte gallega, habría sido una anécdota más de la fiesta del Depor.
Romario, pendiente de su padre
Aquella semana previa al partido en Madrid el vestuario azulgrana vivió momentos muy delicados. El
padre del delantero Romario, Edevair da Souza, fue secuestrado el día 2 de mayo en Río de Janeiro.
El futbolista, máximo goleador de aquella Liga 93/94, se quedó en Barcelona por la recomendación
expresa de las mismas autoridades del Estado de Rio que llevaban el caso. Romario, pues, jugó aquel
partido con la angustia del secuestro de su padre. Al día siguiente, y coincidiendo con la victoria
del Deportivo en Las Gaunas, la policía brasileña anunció la liberación, sano y salvo, del padre de
Romario.