21.02.2009 10:55
Roger Bogunyà
El Espanyol avanza en la Liga de forma inestable, inmerso en una regularidad absolutamente negativa, habiendo alcanzado únicamente 6 de los últimos 42 puntos en juego. Este balance le ha llevado hasta la última posición, en el peor momento posible.
Se encuentra en pleno Tourmalet: cayó con el Sevilla la semana pasada (0-2) y le esperan
consecutivamente el Barça, el Madrid y el Villarreal. La situación no es la idónea cuando sólo
quedan 15 jornadas para el final de temporada, pero los blanquiazules tienen la experiencia a su
favor y ya conocen como es la presión de la zona baja.
Con esperanza
Razones para la esperanza tienen. A pesar de no ganar desde el 2 de
noviembre, el Espanyol se encuentra a tan solo tres puntos de la permanencia. Y poco a poco va
recuperando a sus jugadores más determinantes, como Tamudo o De la Peña. Sus ausencias han dejado
al conjunto huérfano de referentes durante demasiado tiempo.
Un equipo sin gol
Y de aquí ha nacido su principal problema, que ha sido la falta de gol. De hecho, los
blanquiazules son el conjunto menos goleador de Primera, con sólo 20 dianas transformadas. O sea,
firman menos de un gol por encuentro, bagaje insuficiente para mantenerse entre los mejores. Por
este motivo se apostó por fichar un ‘9' en el mercado de invierno, pero la incorporación de
Iván Alonso tampoco parece la solución definitiva a los males del equipo.
Tres entrenadores
Los que han acabado pagando todos los platos rotos han sido sus
entrenadores. Márquez sólo convenció en las dos primeras jornadas de Liga, cuando el Espanyol aún
era líder en solitario; Mané no llegó a ganar un solo partido; y Pochettino, de momento, tampoco ha
podido hacerlo, a pesar de la ilusión que generó entre la afición blanquiazul su nombramiento como
técnico. Espera lograrlo esta tarde contra su rival ciudadano, en el Camp Nou, donde el Espanyol
hace 25 años que no gana. Si fracasa, la continuidad en Primera de su equipo será aún más
complicada.