
07.03.2009 13:39
Jordi Clos
Los bilbaínos han hecho historia al plantarse en la final de la Copa del Rey. Se trata de una plantilla con mucho futuro, que, después de un inicio complicado, se ha consolidado en la zona media de la tabla.
Indudablemente, la estabilidad que ha conseguido a nivel
institucional y deportivo ha ayudado, y mucho, al buen papel que está haciendo en el torneo del KO.
El proyecto Macua-Caparrós se ha ganado el crédito. Una sola victoria en las diez primeras jornadas
de Liga hacía prever otra temporada con apuros para los bilbaínos. Cuando comenzaban a tener el
agua en el cuello, llegaron los triunfos. Y fueron tantos que incluso apuntó a la parte alta de la
tabla. Un bache en el último tramo de campeonato, en el que han priorizado descaradamente la Copa,
les ha dejado en un cómodo undécimo puesto.
Al frente de la reacción del Athletic Club se situó Fernando
Llorente. El delantero centro es básico en el estilo de fútbol que propone el técnico Joaquín
Caparrós, sobre todo en San Mamés. Llorente, con su altura y su idilio con el gol, es la
indiscutible referencia ofensiva de los rojiblancos y, él sólo, ha hecho olvidar la baja de Aritz
Aduriz (traspasado al Mallorca).