
07.05.2009 12:57
Roger Bogunyà
Una vez más, la clasificación fue cosa de catorce hombres. Pero tres de ellos sobresalieron por encima del resto en Stamford Bridge: Valdés, Touré Yaya y Andrés Iniesta.
Después de una noche de fútbol en estado puro como la que se
vivió este miércoles en Stamford Bridge (
1-1
), siempre hay jugadores que se ganan un lugar en el cielo, otros que se convierten en la
cruz de la moneda -como Alves o Abidal, que se perderán la final- y otros que, simplemente, pasan
más desapercibidos. Tiene que haber de todo, porque no los catorce pueden ser héroes y, del
encuentro en Londres, se recordarán fundamentalmente las paradas de Valdés, el marcaje de Touré
sobre Drogba y el
gol
milagroso
de Iniesta.
Se llegaba a Stamford Bridge con un gran interrogante:
¿quién acompañaría a Piqué en el eje de la defensa? Finalmente fue Touré Yaya quien, pese a
estrenarse en esta posición, con su envergadura y velocidad, era el hombre indicado para frenar a
Drogba. Y, a pesar de que su compatriota tuvo un par de ocasiones, lo logró. Una marcaje
intensísimo y una entrega máxima en la lucha en el cuerpo a cuerpo acabaron desquiciando al
delantero local. Había nacido un central.
Durante 92 minutos toda la creación azulgrana había pasado
desapercibida, superada por la telaraña azul que había dispuesto Hiddink. Era tanta la eficacia
defensiva que el Barça no había rematado ni una sola vez a puerta en todo el encuentro. Pero el
primer tiro, el de
Iniesta
en el minuto 93, acabó en gol, en una acción que ya se ha situado en el álbum de milagros
del Barça. El tiro de Iniesta fue directo a Roma.