José Ramón Alexanko y Carles Puyol tienen el privilegio de haber levantado, como capitanes del Barça, una de las dos únicas Ligas de Campeones que el club tiene a día de hoy. Ambos explican las sensaciones que se viven en este momento de éxtasis.
Alexanko, en Wembley, el año 1992. Puyol, en París, en el 2006. A los dos únicos capitanes de la
historia del FC Barcelona que han levantado el máximo trofeo del fútbol europeo les cuesta mucho
describir qué se siente en aquel momento porque “te pasan demasiadas cosas en muy poco
tiempo”, pero coinciden en señalar que es con el transcurso del tiempo cuando más se valora
este hecho. “Es una sensación única”, apuntan.
“Todo pasa muy rápido”
“Cuando lo ves después por televisión te emocionas más que en el campo, porque en aquel
momento pasa todo tan rápido, tienes tantas emociones en un espacio tan corto de tiempo que costa
ser consciente”, asegura Carles Puyol, mientras que Alexanko le suma el valor de los
comentarios de la gente: “El sentimiento lo marca la gente que te rodea, que te lo recuerda,
y cuando vuelves a ver aquella imagen una y otra vez... Que este recuerdo perdure es una gran
satisfacción”.
Un partido para la memoria
Levantar la Copa es el momento que simboliza el triunfo de un equipo, de una temporada, de
una época. Este hecho histórico llega una vez los jugadores han acabado el trabajo y se sienten
exhaustos; por lo tanto, les cuesta valorarlo en directo y es más fácil para ellos hacerlo en
diferido. “Se valora más con el paso del tiempo, con frialdad y tranquilidad. Ves lo que
cuesta llegar a partidos como éste y te vienen a la memoria muchos detalles”, razona
Alexanko.
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El pensamiento, con los compañeros y la afición
Los dos capitanes coinciden bastante en las sensaciones, pero curiosamente disienten sobre a quien
querían ofrecer el trofeo. En París, Puyol pensó en los compañeros: “Sólo quería levantarla y
pasarla deprisa a los compañeros, que también se la merecían”. En Wembley, Alexanko sólo
pensó en los culés: “Me vino a la cabeza la afición. Piensas, ahora tengo que coger la copa,
saludar, girarme y decir a la afición: mirad, ya la tenemos aquí, ahora toca estar alegres”.