
17.06.2009 10:36
Vanessa Forns
Hace sólo un año que Josep Guardiola era presentado como nuevo técnico del primer equipo de fútbol. Ya han pasado 365 días desde entonces, a lo largo de los cuales su discurso ha ido tomando forma a medida que transcurrían las jornadas.
Pese a tratarse de su primer año como entrenador
de Primera División y del primer equipo del FC Barcelona, Josep Guardiola, hombre de la casa, y por
lo tanto, conocedor como nadie de la mentalidad barcelonista, ha certificado el que sin duda ha
sido lo mejor año de la historia del club. Desde el primer día de trabajo ha sabido implantar como
nadie su concepción del fútbol, un estilo de juego, y ha trabajado muy duro para intentar alcanzar
los objetivos marcados. Los jugadores han creído en él y lo han seguido.
Era el mes de enero cuando, buscando el ambiente más adecuado para
llevar a cabo su trabajo, Josep Guardiola trasladaba la actividad del primer equipo a la Ciudad
Deportiva Joan Gamper, que fue condicionada para cubrir las necesidades de la preparación de la
plantilla. Desde el primer día, el técnico barcelonista ha motivado a todos y cada uno de sus
hombres, ha sabido gestionar el vestuario y la plantilla de una manera impecable, siempre
atendiendo a cada fase de la temporada. “Perdonaré que fallen pero no que no se
esfuercen”, apuntó. Y está claro que los jugadores se han dejado la piel partido tras
partido, no dando nunca ninguno por perdido, protagonizando remontadas de mérito o insistiendo en
ataque pese a ir a por delante en el marcador.
En todas las ruedas de prensa, Guardiola ha insistido en el
hecho de contar con un grupo de jugadores excepcional, todos ellos dotados de un gran talento que
ha sabido gestionar a la perfección. El entrenador barcelonista ha combinado como nadie el trabajo
de los futbolistas formatos en la Masia con el resto del grupo, haciendo rotaciones según las
circunstancias: ha hecho jugar hasta 32 jugadores diferentes,
nueve de ellos debutantes
. Y todos ellos han rendido a un gran nivel.
La humildad es un concepto que ha acompañado a Guardiola a
lo largo de la temporada. No se ha dejado llevar por los elogios, y ha contagiado a la plantilla
con esta mentalidad. Además, siempre ha destacado la importancia de la unidad de todos de los
componentes del grupo, desde el jugador hasta cada uno de los miembros del staff técnico. En todo
momento ha recordado el trabajo de sus ayudantes, dividiendo el protagonismo entre todos ellos.
Pese a un inicio complicado con derrota en Numancia y empate
en el Camp Nou contra el Racing, Guardiola siempre creyó en su grupo, un grupo que ha protagonizado
remontadas memorables y que se ha dejado la piel en las tres competiciones que ha disputado. Ni las
lesiones, principalmente en el tramo final del año, ni diversas condiciones adversas han impedido
al Barça levantar los tres títulos.
El público barcelonista ha acabado rendido a los pies del primer equipo
de fútbol, y se ha dejado arrastrar por la magia de su juego. La gente se ha volcado con la
plantilla, tanto en lo que respecta a la asistencia al Camp Nou, como en la celebración de los tres
títulos conseguidos. La asistencia a las grandes citas del estadio, las celebraciones en Canaletes
y en el centro de Barcelona, las fiestas en el Camp Nou... son el mejor ejemplo. Al mismo tiempo,
el fútbol que ha practicado el Barça, por su plástica excepcional, ha recibido el reconocimiento de
toda Europa.