26.06.2009 12:42
David Puig
El gol que clasificó a Brasil para la final de la Copa de las Confederaciones culmina brillantemente la primera temporada de Alves como azulgrana. La afición ha disfrutado de un jugador clave en la consecución del triplete.
Dani Alves está a punto de culminar la mejor temporada de su vida, la primera como jugador del
FC Barcelona.
Su gran
gol
de falta clasificó a Brasil para la final de la Copa de las Confederaciones de este
domingo contra Estados Unidos y, a la espera de lo que ocurra en la final, Alves no puede estar más
satisfecho de su primer año vistiendo la camiseta azulgrana.
Máxima ambición
Dani Alves fue presentado como jugador del Barça el
2 de
julio de 2008
como uno de los fichajes más ambiciosos de la historia reciente del club. El lateral
brasileño llegaba procedente del Sevilla avalado por una brillante hoja de servicios: dos Copas de
la UEFA, una Copa del Rey y una Supercopa de Europa, así como una Copa América con la selección
brasileña. Alves, considerado como el mejor lateral ofensivo del mundo, afrontaba con la máxima
ambición su nueva etapa profesional. Su objetivo era ganar la Liga y la Champions. Poco podía
pensar que en su primera temporada en el Barça conseguiría sus dos grandes retos deportivos.
Pieza clave de un Barça ganador
Alves no necesitó demasiados partidos para
adaptarse al estilo de fútbol que Josep Guardiola quería implantar en el equipo. Muy pronto, su
conexión
con Leo Messi
en la banda derecha del ataque azulgrana empezó a hacer estragos entre las defensas
rivales. Alves hizo suyo el lateral derecho y ha sido uno de los pocos jugadores a los que apenas
han afectado las rotaciones. Sus extraordinarias cualidades físicas le han hecho aguantar a un gran
nivel las exigencias de un calendario muy cargado de partidos. Alves ha sido
el
jugador más utilizado por Guardiola
, con un total de 4.761 minutos disputados repartidos entre 60 partidos de competición
oficial.
Un crak que deja huella
En sólo una temporada, Alves ha dejado una fuerte
huella tanto en el vestuario como entre la afición. Su carácter afable y extrovertido, su ambición
sin límites y una generosidad en el esfuerzo admirable le han convertido en un ídolo para el
barcelonismo. Su excelente rendimiento personal se ha visto acompañado por el éxito colectivo. El
triplete ha culminado las expectativas más optimistas de un jugador que quiere seguir haciendo
historia con el Barça.