19.05.2010 13:56
Una máquina de marcar
Jordi Clos
La trayectoria de David Villa ha estado marcada por su innata capacidad para firmar goles. En las siete temporadas que ha jugado en Primera nunca ha bajado de 15. El remate con las dos piernas es su virtud, así como la entrega y la velocidad.
A sus 28 años,
David Villa
es un delantero centro de primer nivel contrastado. Hasta ahora, había llevado a cabo su
carrera deportiva en la élite con las camisetas de Zaragoza (2003-05) y de Valencia (2005-10). En
estas siete temporadas se ha convertido en una auténtica máquina de marcar: 140 goles en 239
partidos.
El goleador ambidiestro
No se trata de un punta excesivamente corpulento (1,75 m / 69 kg). La principal virtud que
tiene, como denotan sus números, es el remate con ambas piernas. Un problema en la pierna derecha
cuando era un niño le hizo mejorar la precisión de la izquierda hasta erigirse en ambidiestro. A
partir de entonces, Villa ataca la pelota con las dos piernas y, además, es un notable cabeceador.
Movilidad y carisma
Aparte de
su efectividad en los disparos, el Guaje destaca por su velocidad y movilidad. Es un jugador que
busca bien los pases al espacio. Imprevisible. Sin esférico, es un futbolista generoso en la
entrega, de los que no se cansan de presionar a la defensa contraria. Sus atributos técnicos son
los de un futbolista carismático. Su carácter, ganador e incisivo, también.
De Mareo al Camp Nou
Aunque Villa dio el salto a Primera con el Zaragoza y se consolidó como crack en el Valencia,
sus raíces provienen del Sporting de Gijón. Nacido en la localidad asturiana de Tuilla e hijo de
minero, se incorporó a las categorías inferiores rojiblancas en edad juvenil. Su excelente
progresión le llevó de Mareo (la escuela de fútbol sportinguista) al filial y al primer equipo.
Siempre, a ritmo de goles.