14.09.2009 14:08
Messi, revulsivo
Edgar Fornós
A parte de un excelente titular, Leo Messi ha demostrado ser un revulsivo de lujo. En cinco de las ocasiones que fue suplente la temporada pasada consiguió marcar. Este año, el Getafe ya ha probado la misma medicina.
Contra el Getafe, Leo Messi empezó el partido des del banquillo y no fue hasta el minuto 58 que
entró al campo sustituyendo a Jeffren. Ibrahimovic abrió la lata de un partido que estaba encallado
y Messi sentenció cuando faltaban diez minutos para el final gracias a un remate magistral con la
cabeza.
Primer punto de la temporada
El ‘Messi revulsivo’ consiguió el primer punto de la temporada 2008/09. Tras
perder en Los Pajaritos, el Barça sumó el primer punto contra el Racing en el Camp Nou. Messi, de
penalti, marcó a los 71 minutos un gol que al final se tradujo en un empate a 1.
Tres puntos y gol 5.000
También contra el Racing de Santander, en el Sardinero, Messi fue el
actor principal de una película que le colocaba de inicio en el banquillo. Zigic había adelantado
los locales en la primera parte, pero Messi, que había entrado al campo por Busquets, cambió el
marcador situando el 1-2 definitivo. El segundo de los dos goles, además, significaba el 5.000 de
la historia del Barça en la Liga.
Decisivo en Europa
Las dos ocasiones en qué Messi saltó al terreno de juego desde el banquillo a la
Champions consiguió marcar. En el campo del Shakthar sus dos goles dieron los tres puntos en uno de
los partidos más complicados de la primera fase y contra el Basilea, en el Camp Nou, una diana en
el minuto 61 servía para sumar un punto que acercaba la clasificación para los octavos de final.
Un gol que lleva a València
La vuelta de las semifinales de la Copa del Rey en Mallorca tuvo un guión del todo
imprevisible. El Barça había ganado 2-0 en la ida y tenía bien encarrilado el pase a la final, pero
el centrocampista Castro puso el miedo en el cuerpo marcando el 1-0 antes del descanso en el ONO
Estadi. Los nervios aumentaron con un penalti favorable a los locales que afortunadamente Pinto
pudo rechazar. En el minuto 81, Messi, que había entrado por Bojan, enviaba definitivamente al
Barça a la final de Mestalla con un gran gol de vaselina.