14.10.2009 12:23
Berta Brau
Con sólo 10 años Valdés aterrizó por primera vez en la Masia, donde sólo aguantó 4 meses. Agradece al club la oportunidad y la formación, pero reconoce haber pasado momentos muy duros que han moldeado su personalidad.
El 29 de agosto de 1992 llegaba a la Masía el chico más joven que había fichado hasta entonces.
Era un niño de sólo 10 años que sufrió una desvinculación doblemente fuerte: cambiaba Gavà por la
Masía, a la vez que sus padres y hermanos se trasladaban a vivir a Canarias. A pesar de las ganas y
el sueño barcelonista, Valdés sólo aguantó cuatro meses en el nuevo hogar. En 1995, sin embargo, el
joven portero volvió, y esta vez para quedarse.
Los compañeros, un apoyo clave
Valdés no niega haber vivido momentos duros, de hecho admite que fueron muchos. Entonces los
compañeros se convirtieron en sus pilares: "Es una residencia donde pasas momentos de felicidad,
acompañado de éxitos deportivos y sobre todo de momentos muy duros donde echas de menos la familia,
donde quizás no participas en el fútbol todo lo que te gustaría y te sientes solo.
Entonces te acuerdas de las personas con quien compartes este tipo de momentos duros y de quien
buscas su apoyo".
Grabados en la memoria
El importante papel que jugaron los compañeros de residencia para Valdés hacen que
éste les recuerde cuando piensa en su paso por la Masía: “Sobre todo recuerdo a mis
compañeros, la gente que conocí allí, porque no deja de ser una casa donde has compartido muchos
momentos con muchas personas". A menudo, sin embargo, sólo son recuerdos de la infancia, ya que en
muchos casos “no he tenido la suerte de poder seguir la relación con toda la gente que
quisiera", porque cada uno “coge su camino y es difícil mantener el contacto ".
La visión de un padre
Hace pocas semanas el guardameta azulgrana fue padre. Esta condición le permite entender
mejor la mentalidad de unos padres que deben decidir si su hijo puede dejar el hogar familiar para
apostar por un sueño de resultado incierto: “Es una oportunidad muy buena para cualquier
niño. Me pongo, pero, en la piel de mis padres y debía ser difícil en ese momento. Hoy tengo que
agradecer muchas cosas en el Barcelona ya mis padres también por haberme dado esta oportunidad de
estar en la Masía. Sin duda es una formación muy buena".
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