El 11 de julio de 1968 el Barça tumbó al Madrid por primera vez en una final de Copa. La cita, disputada en el Bernabéu y recordada por el lanzamiento de botellas al final del partido, se decidió gracias a un gol en propia puerta de Zunzunegui.
Un autogol de Zunzunegui decidió la final de 1968. Fotos: Archivo FCB
Desde este domingo y hasta el martes, repasamos cada una de las
tres finales de Copa -de las cinco disputadas- que el Barça ha ganado al Madrid.
La
primera es la de
1968, la 16ª Copa de la historia del FC Barcelona, que llegó al Santiago Bernabéu
en una final llena de polémica y que
se resolvió con un gol rápido y en propia puerta de Zunzunegui, en el minuto 6,
tras un centro de Rifé. A partir de ese encuentro se prohibieron las botellas de vidrio en los
estadios.
"Un partido flojito"
Carles Rexach, en el programa
'Historias de la Copa' de Barça TV, que se estrena este domingo a les 21.30 horas
y en el que
participan también Guillermo Amor, Julio Alberto y Andoni Zubizarreta, reconoce
que "fue un partido flojito y con muchas patadas". "Lo mejor de todo fue el resultado, que nos
permitió salvar la temporada", afirma
Rexach, que entonces tenía 21 años.
La Copa como salvación
Y no le falta razón. Aquella temporada,
el FC Barcelona acabó segundo en la Liga, con
39 puntos, tres menos que el Madrid, campeón de Liga por segundo año consecutivo.
El conjunto azulgrana, en cambio, no se proclamaba campeón de Liga desde la temporada 1959/60 y
tenía la Copa como salvación. "En aquella época al Barça le costaba mucho ganar la Liga y la Copa
era la salvación, el camino más rápido para alcanzar un título", confiesa
Rexach.
De la mili al Bernabéu
Para
Carles Rexach fue una final muy especial. "Yo sólo había jugado la primera ronda
de aquella Copa, contra el Sporting. Después me fui a hacer la mili y volví para la final. Fue una
satisfacción que me vinieran a buscar para jugarla. Ahora sería impensable algo así", relata
Rexach, que destaca el juego de entonces en finales como aquellas, cuando "se
jugaba al límite del reglamento, a menudo con lesionados de gravedad, y había un marcaje al hombre
muy intenso".