Este jueves se han cumplido cinco años de la firma del primer contrato profesional de Leo Messi con el FC Barcelona. Había brillado en el Gamper y con la selección sub-20 argentina. Un lustro después, es el mejor futbolista del mundo.
El 16 de septiembre de 2005 Leo Messi se convertía a todos los efectos en jugador del primer
equipo. Ese día firmaba un contrato que le tenía que unir con la entidad azulgrana hasta el 2014,
con una cláusula de rescisión de 150 millones de euros. Atrás quedaba una progresión meteórica en
las categorías inferiores.
El blindaje
El de Rosario había debutado oficialmente en octubre de 2004 y, después de alternar
el primer equipo con el filial, estallaría en el Gamper de 2005 contra la Juve. A continuación,
brillaría con luz propia en el Mundial sub-20 que se apuntó la selección argentina. Unas
evoluciones que obligaron al Barça a blindar el futuro de aquella promesa de sólo 18 años.
El mejor del mundo
La apuesta fue todo un acierto. Messi tiene un papel destacado en el doblete de 2006. Los dos
años posteriores, sin grandes éxitos en el ámbito de club, no frenan su auge y en 2009 se convierte
en el líder de Barça de las Seis Copas. El Balón de Oro y el FIFA World Player lo certifican.
Lejos de conformarse, el '10' fue decisivo en la consecución de la Liga de los 99
puntos, ya que hizo 34 goles que lo catapultan hacia el Pichichi y la Bota de Oro. El argentino es
una máquina de marcar. Ya es el máximo anotador del Barça en la Champions y el séptimo mejor de la
historia. A día de hoy, 16 de septiembre de 2010, suma 133. Lógicamente, ese primer contrato de
hace un lustro ha tenido más de una revisión.
Para visualizar este contenido es necesario descargar la última versión del Flash Player
Ficha en septiembre de 2000
La historia de Leo Messi con el FC Barcelona se empezó a escribir en septiembre de 2000. Ese mes,
la Pulga, con 13 años, aterrizaba en la Ciudad Condal para realizar dos semanas de pruebas previas
a su incorporación a la disciplina azulgrana. A pesar de su escasa estatura, Messi convenció a los
técnicos culés y ficharía por el Club en la famosa escena de la servilleta de papel.