17.09.2010 10:40
Sandra Sarmiento
Andoni Zubizarreta dice que su trabajo de director del fútbol profesional tiene ciertos paralelismos con la de ser portero. "Cuando perdemos los porteros somos los protagonistas y los partidos siempre los ganan los delanteros".
Sandro Rosell y su Junta Directiva han elegido Andoni Zubizarreta como nuevo director del fútbol
profesional. Zubi vuelve al Barça 16 años después. Y vuelve con el objetivo de mantener la
excelencia deportiva de los últimos años. Es una charla con Barça TV y www.fcbarcelona.cat
¿Le ha cambiado la vida ser director del fútbol profesional del Barça?
"Sobre todo tengo la sensación de que ahora mi vida vuelve a ser más pública. Me ha cambiado la
vida porque vivo en Barcelona con mi hijo mayor, pero mi esposa y el resto de mis hijos están en
Bilbao. Así que, en este sentido, sí que ha cambiado mi vida".
¿Cuando le llega una propuesta como esta, la acepta con los ojos cerrados o el reto es tan
grande que uno se lo tiene que pensar bien?
"Por un lado, el corazón te dice que es una oportunidad. Piensas: qué
mejor equipo que el Barça para trabajar la gestión deportiva. Por otro lado, está la parte racional
(que te la da la edad) y reflexionas: este equipo lo ha ganado todo, está a un nivel de excelencia
extraordinario y el reto es muy grande. Pero llego con la ilusión y el objetivo de intentar
mantener esta excelencia".
¿Cuál es el encargo que le hace el presidente Rosell y su junta?
"El trabajo es mirar el proyecto desde un lugar un poco más elevado. No sólo el terreno de
juego, sino toda la estructura de fútbol formativo y fútbol profesional y construir como un
proyecto conjunto. Y a partir de ahí, buscar qué cosas podemos incorporar para que siga siendo
excelente. El otro día Rafa Nadal, tras ganar el Abierto de Estados Unidos, dijo que había que
cambiar cosas para seguir al más alto nivel y esto es un poco lo mismo".
¿Los nombres de Narcís Julià y Albert Valentín los propone usted? ¿Ya los
conocía?
"Los propone el Club, pero yo ya los conocía. Narcís y yo nos conocimos en un torneo juvenil con
la selección española en México con 17 años. Y Albert lo conozco de la época que él era jugador del
Figueres y, posteriormente, del Espanyol. Son perfiles que saben perfectamente cómo es el fútbol
profesional y Albert ya tenía experiencia en el mundo de la gestión de los equipos. Eran nombres
que estaban sobre la mesa y que a mí me iban muy bien. Además, ellos también saben perfectamente
cuál es la realidad del Barça".
Cuando llegó al Club, ¿cuáles son las primeras decisiones que tuvo que tomar?
"Sobre todo, con la reordenación del fútbol profesional y del fútbol formativo, en mi caso,
teníamos que tomar decisiones en cuanto a la plantilla del primer equipo, del Barça B y del Juvenil
A. El trabajo del verano ha consistido en la confección de estos tres conjuntos. Normalmente el
trabajo de este periodo no suele tener perspectiva de futuro, sino que mira el presente más
inmediato del Barça".
¿Cuál es el criterio que ha seguido y se seguirá para los futuros fichajes?
"El primero y muy evidente son las condiciones económicas en las que podemos trabajar. El
segundo criterio es que la plantilla, en cuanto a su composición, ya está formada. Es decir, que no
se necesita hacer grandes cosas. Además, tenemos unos entrenadores que tampoco son grandes
solicitadores de fichajes. Y el tercer elemento sería la cultura de juego del Barça. Es muy
particular, muy personal y siempre debemos pensar que el tipo de jugador que venga se pueda adaptar
a este estilo. Por eso siempre hablamos de la polivalencia de los jugadores, que no sean estáticos
y jueguen sólo en una posición, sino que nos aporten diferentes soluciones".
Por lo que dice, ¿Ibrahimovic sería un jugador que no se ha adaptado a la cultura de juego
del Barça?
"Si uno ve el fútbol por unidades, o por acciones individuales, Ibrahimovic entraría dentro de
esta lista. Es un extraordinario futbolista. Pero cuando explicaba que el 'caso Ibra' es una
cuestión de fútbol es porque en el terreno de juego no sólo se juega con la pelota, sino que
también se juega sin balón. Tienes que dar soluciones a los compañeros y también hay un gran
trabajo táctico. Y se tienen que gestionar muy bien las dos cosas: la propia individualidad, pero
también el valor dentro del colectivo".
¿El papel más difícil es decirle a un jugador que no entra en los planes del
Club?
"Es más difícil decirle al responsable de material, a un médico, o a un empleado del Club que ya
no entra en los planes del Club. Los logros son gracias a muchísima gente y no sólo son los
futbolistas los únicos responsables. Para mí la decisión más difícil en estos meses ha sido
comunicarle a la gente que estaba en la secretaría técnica que, por diferentes motivos, no
contábamos con ellos. También con los jugadores, pero como condición de futbolistas ya sabemos como
es nuestra carrera. En cambio, en el caso de un empleado es mucho más doloroso".
Comenzó en el cargo con la situación de Ibrahimovic. ¿Supongo que no ha sido
fácil?
"Ha sido la parte más vistosa, más pública. Pero, por ejemplo, la salida de Txigrinski también
tuvo unas circunstancias complejas. No fue nada fácil. El 'caso Ibra' también, pero, si miramos de
puertas adentro, la gestión ha sido muy profesional. Es decir, bien trabajada, bien hablada, bien
elaborada. Pero sí es verdad que fuera hubo mucho ruido".
Usted, que es muy amigo de Pep, ¿le molestó que Ibrahimovic le llamara 'el
filósofo'?
"No. Pero yo creo que no es tanto la palabra sino el cómo se dice. Incluso en el momento en que
lo dice. Creo que no es un problema reflexionar sobre las cosas de la vida o del fútbol. A mí no me
afectó y creo que a Pep tampoco. Además, los que estamos cerca, alguna vez ya lo hemos llamado así
(ríe)".
La otra cara de la moneda es Mascherano. Un futbolista que ha renunciado a un porcentaje de
su sueldo para fichar por el Barça. ¿Es difícil encontrar jugadores con este
compromiso?
"Yo no había encontrado ninguno. Bueno, en el Athletic sí había jugadores que firmaban el
contrato y no habían leído ni que ponía. Pero en el mundo profesional no es sencillo. A mí me
sorprendió desde el principio. Desde que nos pusimos en contacto con el jugador. Su actitud siempre
fue la de venir al Barça".
¿Ha hablado con Txiki Begiristain? Manifestó que le ayudaría en lo que fuera
necesario.
"Le he respetado sus vacaciones. Después de siete años trabajando y de manera intensa, necesita
disfrutar, estar relajado. Pero hablaré. Somos grandes amigos".
¿Le ha dejado el listón muy alto?
"Indiscutiblemente sí. En la fiesta de París, tras ganar la segunda
Copa de Europa, recuerdo que me dijo: "Tengo este rato para disfrutar, porque mañana tengo que
seguir tomando decisiones, tengo que hablar con jugadores que acaban contrato". Y eso era la noche
después de haber ganado la Champions. No es nada fácil y el listón está muy alto".
Asumir un cargo como este, en el que uno está expuesto a la opinión pública diariamente,
conlleva elogios y también críticas. ¿Cómo lo lleva?
"Yo siempre digo que yo era portero. Y ser futbolista y ser portero son dos conceptos
diferentes. Los porteros siempre estamos cuando las cosas salen mal. Cuando perdemos somos
protagonistas y los partidos siempre los ganan los delanteros. Y, desde esta perspectiva, mi
trabajo se parece mucho a esto. Defender la portería, hacer que el equipo esté organizado, que las
cosas vayan funcionando y, a partir de ahí, que el juego lo desarrollen los profesionales que se
encuentren en las mejores condiciones. Esta es mi trabajo y me gusta ver el futbol des de arriba.
En esta posición o perspectiva, ves el club de una manera similar a la que yo tenía".
El día 1 de septiembre dijo: "Tenemos la plantilla que queremos". Pero es la plantilla más
corta de los últimos 10 años. ¿Será suficiente?
"Esta plantilla en realidad tiene trampa. Tiene un desplegable que son todos los jugadores que
tenemos en la base y que pueden jugar en el primer equipo. Hay 19 fichas del primer equipo, pero
los jugadores del B pueden subir tranquilamente. Y nos parecía injusto subirlos y que sus
posibilidades de jugar fueran menores. Veremos hasta el mes de diciembre como vamos gestionando
esta situación y si tenemos que subir definitivamente algún jugador del filial a la primera
plantilla".
Esta es la plantilla con menos extranjeros desde hace 15 años. ¿Es casualidad o algún día
veremos un equipo inicial con once jugadores de la casa?
"Es difícil. Depende del concepto 'jugadores de casa'. Messi es de la cantera, pero nació en
Rosario. Lo mismo ocurre con Iniesta. Si hablamos de jugadores que los hayamos formado nosotros,
que jueguen once quizás es difícil, porque una de las obligaciones del Barça es buscar los mejores
jugadores, el mejor talento en todo el mundo. Y el mercado es inmenso".
¿El estilo es irrenunciable?
"Es lo que nos diferencia. Pero lo que debemos pensar es como evolucionar dentro del mismo
estilo. Decimos que este Barça es heredero del de Rijkaard, y el de Frank del de Johan. Pero, si
miramos el equipo de la final de Wembley y el de la final de Roma, veremos que el sistema de juego
es diferente pero la esencia es la misma. Es el estilo aplicado al fútbol de hoy. Esta es una de
las tareas más apasionantes. Adaptar el estilo a los nuevos tiempos".
Cuando uno lo ha ganado todo como es el caso del Barça, ¿es difícil no mirar en el
espejo?
"No debe ser fácil porque, aunque uno mismo no se lo diga, el entorno siempre te lo acaba
diciendo. Y pedir absoluta normalidad cuando lo has ganado todo y eres candidato al Balón de Oro,
etc., No es fácil. Pero la mejor manera de descartar es verlos entrenar. Con la intensidad que lo
hacen, con las ganas que tienen de ganar un partidillo en la sesión preparatoria, no los veo más
relajados, no piensan que lo tienen todo ganado. Siguen con los pies en el suelo. Pero, en todo
caso, nos lo marcará la competición. Es un reto personal del jugador y del Club".
Con la salida de jugadores como Touré, Márquez, Henry o Ibra, el Barça ha perdido altura.
¿Puede ser un problema?
"Es verdad, cuando uno ve el póster, ve claramente que el equipo ha perdido altura. Tenemos un
equipo que, en cuanto a la estrategia en defensa, está bien, pero tampoco somos un equipo inglés,
poderoso en el aspecto físico. Quizás en algún partido en concreto sufriremos. Pero no podemos
construir un equipo por la altura. Defender y atacar la estrategia no sólo depende de la altura".
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Víctor Valdés es indiscutible en la portería del Barça. Se ha acabado un debate que comenzó cuando usted se marchó y que parece que ya hemos cerrado definitivamente. ¿Se siente identificado con Valdés?
"Me siento identificado porque sé cómo se ve el fútbol desde esa posición. Y sé cuál es la
exigencia del portero del Barça. Y cuando participas del partido es de una manera arriesgada. El
fútbol lo sigo viendo desde esa posición. A Víctor nadie le ha regalado nada y su imagen le ha
creado una cierta distancia. Y en este aspecto sí que me siento muy identificado. Yo también me
sentía alejado de la gente por mi imagen, pero Víctor ha superado esto también".
16 años después, vuelve a trabajar junto a Pep. Ahora que lo ve en acción cada día, ¿le
sorprende algo?
"Siempre busca algo más, siempre busca mejorar. Siempre piensa en el siguiente partido, en la siguiente competición. Esta meticulosidad en el trabajo. Y también me sorprende la proximidad que siempre busca con el jugador pero manteniendo el equilibrio. Si eres demasiado próximo, dejas de ser el entrenador y, si estuviera muy alejado, no sería el Pep que conozco. Y gestionar estas dos cosas es muy difícil".
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