
22.11.2010 12:14
Manel Tomàs
Este martes se cumplirán 50 años del famoso gol de Evaristo de Macedo al Madrid. Fue el 23 de noviembre de 1960 cuando un impresionante remate de cabeza en plancha del brasileño supuso la primera eliminación de los blancos en la Copa de Europa.
El partido de vuelta se disputó el miércoles 23 de noviembre, con el
Camp Nou lleno a rebosar. Aquel día la polémica presidió nuevamente la actuación del árbitro, en
este caso el también inglés Leafe, que anuló tres goles al Real Madrid, lo que desató las iras
blancas. Los goles, sin embargo, fueron invalidados con toda justicia, ya que en uno de ellos se
produjo una falta previa de Canario, en otro hubo fuera de juego de Del Sol y en el tercero otro
off-side de Di Stéfano. El partido acabó con el resultado de 2-1 y se convirtió en un hito
histórico porque implicó la primera eliminación del Real Madrid de la Copa de Europa.
Recordemos la película del gol de Evaristo: Kubala sacó un córner para
Olivella, que envió un centro-chut que Santamaría no supo rechazar. El balón llegó a Evaristo, que
espetó un espectacular remate de cabeza en plancha que le sacó el balón casi de las manos al
portero madridista Vicente, con el defensa Casado como testigo impotente bajo los palos. Fue un gol
extraordinario e irrepetible, como el mismo Evaristo indicó años después: "Es un gol que no pude
volver a hacer nunca más. La manera como me vino la pelota, como bajó y el remate de cabeza son muy
difíciles de repetir." Y es que, sin negar la belleza del gol, hay que decir que todo vino de un
medio error de Olivella , según confesó el defensa barcelonista: "Kubala iba a lanzar un corner y
yo subí al ataque, lo que solía hacer en muy pocas ocasiones. El Madrid no lo esperaba y cuando
llamé a Laszi para que pasara la pelota nadie salió a marcarme. Me llegó el cuero y chuté, yo no
quería hacer ningún centro. Ni a Evaristo ni a nadie. Lancé a puerta pero me salió un centro que
Evaristo cazó ante la salida de Vicente. El centro fue mío, pero casi fue sin querer."
Cuando el árbitro pitó el final del partido se produjo una
circunstancia bastante destacable y que puede servir de ejemplo en los tiempos actuales: todos los
jugadores de ambos equipos se saludaron de forma bastante cordial y deportiva, a la manera de un
grupo de amigos que han jugado un partido amistoso. Las imágenes de Di Stéfano abrazando Suárez y
Ramallets y de Segarra consolando Gento demostraron a todos que la pasión de aquel encuentro no
había sobrepasado los 90 minutos de juego y que la deportividad había sido la norma básica.
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