El Multiusos de San Lázaro fue testigo, un 12 de octubre del 96, uno de los mejores goles de la historia del Barça. Ronaldo robó un balón en el centro del campo y no la soltó hasta que no lo introdujo al fondo de la red.
Aquella noche, el líder invicto de la Liga visitaba Santiago de Compostela para enfrentarse al
conjunto que entonces dirigía el técnico Fernando Vázquez. Los azulgrana acabarían derrotando a los
gallegos por un contundente 1 a 5. El partido no pasó a la historia por la goleada en sí, sino por
un gol que hizo levantar del banquillo y ponerse las manos en la cabeza a Sir Bobby Robson. Un
entrenador que había visto de todos colores en un rectángulo de juego y que no esperaba ver nada
nuevo ... hasta entonces.
Difícil de explicar en palabras
11 segundos de jugada, adversarios atrás, 14 toques de balón y un portero en el
suelo. Un gol sólo al alcance de los cracks mundiales. Ronaldo lo firmó con sólo 20 años. El joven
brasileño recién fichado en verano, recuperó un balón en el centro del campo al mismo tiempo que
iniciaba una carrera sin fin. Sorteó a todos los rivales que trataban de cerrarle el paso como
fuera y, ante la salida desesperada del portero Fernando, marcaba sin piedad. Su gol era el tercero
de los cinco que celebró el Barça esa noche. El delantero acabaría haciendo historia en la única
temporada que vistió la camiseta del FC Barcelona anotando un total de 34 en los 37 partidos de
Liga que jugó.
Un temporada inolvidable
"Modo que me enfrenté a la temporada más complicada de mi vida", explicaba Bobby
Robson en el programa Recuerda Míster de Barça TV. El técnico británico afrontaba un reto
importante, venía a sustituir al entrenador del Drem Team, Johan Cruyff. Aquella temporada
(1996/97) se terminó logrando la Supercopa de España, la Recopa de Europa y la Copa del Rey. Lo
único que se resistió fue la Liga que se luchó hasta el último suspiro.