19.10.2010 18:46
El cerebro del Huesca, hecho en La Masia
Jaume Marcet
Lluís Sastre es el centrocampista que marca el ritmo de juego del Huesca, el rival del Barça B este sábado. El balear jugó en las categorías inferiores azulgranas desde que era infantil hasta el año 2007.
Sastre responde al retrato-robot del clásico '4 'hecho en la Masía. Muy técnico y con una visión de
juego privilegiada, destacó en la cantera azulgrana desde que llegó al club de la mano de Serra
Ferrer.
Producto de la cantera azulgrana
Desde que comenzó a jugar en los campos anexos al Miniestadi el año 1998 con el
Infantil B el mediocentro de Benisalem se ganó un lugar por delante de la defensa. Su primer toque,
rápido y fácil y siempre con criterio lo hacía ser un organizador muy valioso para todos sus
técnicos.
Su último año en la disciplina del Barça fue el del descenso del Barça a la Tercera
División. Era la temporada 2006-07 el equipo de Quique Costas no pudo mantener la categoría. Sastre
jugó regularmente en el eje del centro del campo con Marc Crosas y Víctor Vázquez.
Elogios de un ex compañero
Vázquez, que vive su quinta temporada en el filial, destaca las cualidades de su antiguo
compañero Lluis Sastre: "es un gran organizador, muy consolidado en el Huesca, tiene una gran
visión de juego y hace mover muy bien al equipo". El mediapunta barcelonés reconoce que mantiene
una buena amistad con Sastre: "nos entendíamos bien en el campo y fuera de él, éramos buenos
amigos, tengo ganas de reencontrarme con él". Tras dejar el Barça B, Sastre fichó por el Zaragoza B
y una temporada más tarde fue traspasado al Huesca.
Lluís Sastre, de blaugrana en la temporada 2006/07 en un partido contra el Huesca, su actual equipo.
Otro ex-azulgrana en el banquillo
Lluís Sastre es una pieza clave en el engranaje del técnico Onésimo Sánchez. Sastre ha jugado en
siete de las primeras jornadas de liga y ha sumado 540 minutos. Onésimo actuó en el Barça B en la
temporada 1989-90 e incluso llegó a debutar con el primer equipo y destacó en un enfrentamiento
europeo contra el Anderlecht. El vallisoletano era un extremo atípico que destacaba por una
sorprendente habilidad para driblar adversarios.