16.09.2007 20:11
Jaume Marcet / Jordi Clos
El FC Barcelona B ha perdido el primer partido de la temporada en el campo del Manresa. Los de Guardiola han gozado de buenas ocasiones, pero el rival se ha mostrado mucho más efectivo.
Poca suerte ha tenido el filial barcelonista en su visita al municipal de Manresa. Ambas partes
han tenido un decorado similar, el Barça B ha empezado teniendo oportunidades, pero un tanto de los
locales ha truncado su buena línea. Al final se ha llegado con 2-0 y con los de Guardiola volcados
en el área de un contrario que ha acabado con diez hombres.
Primer golpe
El ‘B’ ha ido de más a menos en el primer tiempo. Ha avisado con un par de
disparos de Marc Crosas (min 2 y 6) y otro de Dimas (min 10). Poco a poco, pero, se ha ido
contagiándose del ritmo lento que intentaba imponer el Manresa. Así, los locales han conseguido
frenar las embestidas iniciales de los de Pep Guardiola y se han encontrado con un gol, de Josep
Maria Soler, en la que prácticamente ha sido su primera jugada combinada (min 29).
Intento de reacción azulgrana
El gol ha dejado bastante tocados a los jóvenes jugadores barcelonistas y el Manresa lo ha
aprovechado para vivir sus mejores minutos. El propio Soler pudo ampliar la ventaja a continuación.
Dos remates peligrosos en córners por parte del Barça B al filo del descanso han dejado claro que
no daba el partido por perdido. Y más aún cuando en la reanudación Valiente (min 50) y Vázquez (min
52) han dispuesto de dos buenas oportunidades.
Querer y no poder
La reacción azulgrana se ha visto cortada con un remate de cabeza de Jacob al fondo de la
red, en el minuto 54, en la que prácticamente ha sido la única opción del Manresa en todo el
segundo tiempo. Lejos de decaer, esta vez el Barça B ha seguido insistiendo. El Manresa le ha
frenado como ha podido y en el minuto 68 se ha quedado con diez hombres por la expulsión de Sergi
Solé. Con superioridad numérica, el conjunto que dirige Guardiola pudo recortar distancias mediante
Vázquez, Pedrito y Guerra, pero el portero Moreno se ha convertido en un muro infranqueable y ha
hecho posible la victoria final del Manresa.