
25.02.2008 17:03
Verònica Díez
La sección de balonmano del Barça está atravesando una de las etapas de la temporada en la que los desplazamientos son continuos. Normalmente todos siguen el mismo procedimiento. El último viaje realizado fue a Szeged y todo fue perfecto.
A las 7:15 horas, todo el equipo salió de la explanada del Camp Nou
rumbo al aeropuerto del Prat. Después de factura el equipaje, los azulgranas desayunaron todos
juntos, para más tarde subirse al avión. Una vez en el aire, cada uno pasó el tiempo libre de
diferentes maneras: analizando el rival en el ordenador portátil, leyendo, hablando con sus
compañeros o jugando a la consola.
El Barça acostumbra a entrenarse el día antes en la pista donde jugará
el partido, para tener una primera toma de contacto. En este caso, el equipo se desplazó hacia el
pabellón a las 18:15 horas. Prensa, amigos y aficionados esperaban allí a los barcelonistas. Laszlo
Nagy fue el protagonista, y es que el azulgrana se enfrentaba al equipo donde había dado sus
primeros pasos dentro del balonmano profesional, y estaba en su ciudad natal. Al finalizar el
entrenamiento, todos volvieron al hotel y se ducharon antes de ir a cenar.
A las 21:00 horas los jugadores cenaron. Cada noche antes de un partido,
el fisioterapeuta del equipo, Sebastià Salas, da masajes a los jugadores que lo necesiten, para
estar a punto para el enfrentamiento. En Szeged no iba a ser menos, y Albert Rocas recibió el suyo.
Después de esto, el día se acaba para la plantilla azulgrana, que se va a la cama a descansar.
El día del partido en Szegued comenzó a las 9:00 horas. Primero todo el
mundo desayunó, para más tarde reunirse y dar el último repaso al juego del rival. A las 12:30
horas se sirvió la comida, ya que el equipo tenía que estar a las 15:00 horas en el pabellón, para
jugar a las 16:15 horas. Los horarios de comidas y el tipo de alimentación a seguir por los
jugadores están en manos del médico de la sección, Josep Antoni Gutiérrez. “Se tiene que
comer cuatro horas antes del partido. Eso es un problema, porque el jugador no está acostumbrado a
comer a las doce del mediodía. Intentamos hacer una comida fácil de digerir y que tenga los
elementos necesarios para el desgaste del partido, que son hidratos de carbono básicamente”,
ha comentado el médico.
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