13.11.2008 11:28
Meritxell Infante
Conseguir jugadores de primer nivel para el Barça Borges es cada día más difícil. En el mercado de balonmano los precios llegan a ser desorbitados. Desde el FC Barcelona se trabaja para que estos jugadores salgan de la base con un programa innovador.
Hace dos años la sección de balonmano del FC Barcelona creó el ‘grupo élite', una
selección de los jugadores canteranos que más probabilidades tenían de llegar al primer
equipo, para hacerlos participar en un programa de trabajo específico. Bajo la dirección del
coordinador de la base, Toni Gerona, estos quince chicos, de entre 14 y 19 años, asumen una
carga de trabajo físico pero sobre todo de tecnificación individual para adaptarlos a lo que será
su futuro algún día. Se están fabricando los jugadores del mañana.
“Ha sido una apuesta fuerte por parte del club de intentar dotar de más recursos a la
base”, explica Gerona. “Partiendo de como es un jugador Asobal que querríamos para el
Barça, hacemos una regresión y pensamos qué contenidos de trabajo tendríamos que hacer en cada una
de las etapas”. Con este proyecto el FC Barcelona dota a la cantera de un sentido práctico
con la intención de encontrar resultados. “El objetivo sería que del grupo actual en dos o
tres años haya como mínimo dos jugadores en el primer equipo”, afirma el
responsable de la cantera azulgrana.
La Residencia Blume, eje vertebrador
Seis de los jugadores que forman parte de este grupo de elegidos son de
fuera de Catalunya y viven en la Residencia Blume. Este centro, que depende de la Secretaria
General de l'Esport de la Generalitat de Catalunya, centraliza la vida de los jugadores que siguen
este programa. A parte de los internos, que duermen en la Blume, el resto también entrena allí y
estudia en su instituto, excepto los que ya van a la universidad. Todo en el mismo
entorno para que no pierdan tiempo en desplazamientos y puedan aprovecharlo para mejorar su
rendimiento.
La adaptación a esta nueva vida no ha sido fácil. “Llegué al Barça hace un año
y llevo en la Blume desde el principio. De estar en casa con tus padres y tus amigos,
saliendo de fiesta, llegas aquí y todo cambia. Pero te acostumbras e incluso te gusta”,
explica Álvaro Ruiz, un central de 17 años de Almería y que está llamado a ser uno de los mejores
jugadores en pocos años en el mundo del balonmano. “Los primeros meses tienen que
asimilar muchas normas. En su casa no están acostumbrados. Aquí es ya la vida de un
deportista”, comenta Sergio Ledesma, uno de los tutores que vela por los chicos en la
Blume.
El día comienza a las 7 de la mañana
Uno de los sacrificios de formar parte de este grupo es el horario. El entrenamiento
específico comienza, de lunes a viernes, a las 7,30h de la mañana. En los dormitorios de la
Blume, el despertador suena a las siete. “Algunos llegan con la sábana marcada en la cara,
pero se activan muy rápido. En el minuto 15 ya pueden entrenar al 100%”, asegura Gerona.
Durante una hora y media se entrenan a las órdenes del coordinador de la base, que reparte la
semana entre tres días de carga física en el gimnasio y dos días de técnica y táctica
individual. Antes de entrar en el programa entrenaban entre tres y cinco veces con su equipo base.
Ahora hacen nueve sesiones a la semana. Por la tarde vuelven a entrenar, pero ya con el equipo
de la categoría que les corresponde o, algunos de ellos, a las órdenes de Manolo Cadenas.
Después del entrenamiento, un buen almuerzo y a clase. En la Residencia
Blume tienen un control dietético supervisado por una nuticionista y se someten a revisiones
periódicas por los médicos especializados de la Secretaria General de l'Esport. Uno de ellos es el
médico de la sección de balonmano azulgrana, Josep Antoni Gutiérrez. También cuentan con
asesoramiento de psicólogos, y la supervisión de tutores tanto en la residencia como en el
instituto.
Balonmano y mucho más
En la vida de estos chicos, el balonmano parece que lo ocupa todo, pero también piensan en
los estudios y en robar algunas horas a la semana para la diversión. Cuando acabe el instituto
quieren ir a la universidad, y no se cortan a la hora de elegir carrera: Derecho,
Empresariales o Periodismo figuran entre sus preferencias.
El hecho de salir se complica un poco más. Tal vez ir a ver una película o de
fiesta después del partido, si al día siguiente no se tiene que entrenar. Todo esto si no
interfiere con el balonmano. “Hemos venido aquí con el objetivo de mejorar. Esto es un centro
de alto rendimiento pero la aspiración son llegar al primer equipo. Lo más importante es que
estamos entrenando y seguimos las previsiones que tienen de nosotros. Ya dirá el tiempo lo que
pasa. Por ahora estamos en el buen camino”. Esto lo dice Gonzalo Pérez de Vargas,
un portero de 17 años que está llamado a ser algún día el relevo de David Barrufet en la
portería azulgrana. Actitud no le falta.