Iker Romero se irá del Barça Borges dejando una huella imborrable en el Palau. Después de ocho temporadas como azulgrana, el jugador vitoriano lo ha ganado todo en el mundo del balonmano y ha protagonizado momentos memorables para la sección.
Iker Romero celebra un gol con su fuerza habitual. (Fotos: Archivo FCB)
Integrado en el Club
En esta etapa azulgrana, Iker Romero ha vivido el barcelonismo al 100%. Con su simpatía
característica, Iker ha hecho amistad con jugadores del resto de las secciones y es habitual verlo
siguiendo los partidos del resto de equipos tanto en el Palau como en el Camp Nou.
Iker
Romero
llegó al FC Barcelona el verano de 2003, con 23 años, pero ya con un nombre hecho como
jugador referente después de formarse en los equipos más fuertes de la Asobal: el Valladolid, el
Ademar y el Ciudad Real. En ocho años defendiendo la camiseta azulgrana, este lateral izquierdo lo
ha ganado prácticamente todo, con 18 títulos más en su palmarés. La Liga de Campeones 2004/05 y la
Liga Asobal 2005/06 son los más destacados, además de cuatro Copas del Rey y cuatro Supercopas,
entre otros.
Como internacional, Iker también cuenta con un palmarés envidiable, con cuatro medallas. Del
oro del Mundial de Túnez 2005 al bronce del Mundial de Suecia 2011, una plata en el Europeo de
Suiza 2006 y el bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, el vitoriano continúa con la
selección española esperando nuevas medallas para añadir a su palmarés .
Copa de Europa, con la cabeza vendada
El
carisma y la valentía ante la portería le han hecho un jugador referencia en el Palau Blaugrana. En
la retina de los barcelonistas quedará siempre grabada la imagen de Iker Romero con la cabeza
vendada lanzando el penalti, de rosca, que daba la última Copa de Europa de la sección, en el Palau
Blaugrana y ante el Ciudad Real. Ese momento glorioso del vitoriano es uno de los episodios que
mejor definen a este apasionado jugador de balonmano, pura adrenalina, a quien no le gusta perder
ni al parchís (o mejor dicho al póquer, una de sus aficiones). Un hambre de victoria que se
demuestra con la intensidad que celebra siempre sus goles, sea cual sea el rival, sea cual sea la
competición.