Desde el sorteo de la fase de grupos hasta la final ante el Ciudad Real, el Barça Borges ha tenido que superar obstáculo tras obstáculo para proclamarse campeón. Con todos los retos que se ha encontrado, la Champions conseguida aumenta de valor.
Los azulgranas estallaron de euforia después de una Champions tan dura. (Fotos: Archivo FCB)
En el sorteo celebrado en julio en Viena, el Barça Borges ya empezó a entrever que tendría por
delante un camino durísimo para conseguir volver a Colonia. Los de Xavi Pascual quedaban
encuadrados en el grupo de la muerte, con equipos de la talla del Kiel, el Rhein-Neckar Löwen o el
Celje. El inicio de la fase de grupos fue poco esperanzador: sólo una victoria en los cuatro
primeros partidos, en el Palau contra el equipo esloveno
(44-33).
Los azulgranas aún arrastraban el golpe de la final perdida ante el Kiel pero poco a poco
se fueron rehaciendo y fue precisamente contra el equipo alemán donde recuperaron la confianza. El
empate en el Sparkassen Arena y la victoria posterior en el Palau subían la moral del Barça Borges
en Europa.
Terceros y factor pista en contra
Los de Pascual acabaron terceros de grupo, por detrás de los dos equipos
alemanes, y afrontaban los octavos y los cuartos de final con el factor cancha en contra. Pero esto
no resultó ningún problema para los azulgranas. En la primera eliminatoria se tuvieron que
enfrentar a todo un Veszprem, rival de cuartos del año anterior, pero los azulgranas superaron los
octavos con solvencia.
En la final, derrotando al Kiel
En los cuartos de final, el último reto antes de la Final a Cuatro, el sorteo
volvía a sorprender a los azulgranas. El Kiel volvía a cruzarse en el camino de los de Pascual, con
una vuelta en la pista alemana. El resultado en el Palau,
27 a 25
, dejaba todo por decidir en Kiel, pero el Barça Borges daba otro paso
adelante al derrotar a los alemanes a domicilio
(33-36),
en el mejor partido de los azulgranas en mucho tiempo.
Una Final a Cuatro impecable
El equipo llegaba a Colonia con alma de campeón y lo certificó en dos partidos
impecables, contra Rhein-Neckar Löwen una vez más
(28-30)
y contra su gran rival en la Asobal, el Ciudad Real
(27-24)
. Todo ello, una trayectoria de miedo que difícilmente se pueda superar, y que convierte
el título de Champions en un premio al espíritu de superación de los de Xavi Pascual.