Una vez finalizada la temporada del Barça Borges el secretario técnico de la sección, Enric Masip, hace balance de cómo ha ido la temporada del balonmano azulgrana. Una temporada en la que los hombres de Pascual han conseguido Liga y Champions.
Enric Masip en el palco del Palau Blaugrana. Foto: Miguel Ruíz-FCB
Un deseo para la próxima temporada
Ahora tenemos dos meses para volver a empezar. El próximo año será olímpico y la gente estará
castigada. Mi deseo es que el equipo vuelva a tener la misma personalidad y las mismas ganas de
ganar que han tenido, porque es una de las claves del deporte. Tener una ambición incontestable,
una mentalidad ganadora y una carácter innato que se contagia. Repetir y mejorar, porque hemos
puesto el listón muy alto.
Si en 50 años de historia sólo han ganado ocho copas de Europa es que evidentemente no se
puede ganar cada año. Pero nuestra idea es que tenemos que ganar siempre. Si me tuviera que marcar
un objetivo sería la Liga, porque es el título que te da la regularidad todo el año, pero tenemos
equipo para luchar en todas las competiciones.
Masip ha vivido, como secretario técnico, la evolución de la sección de balonmano en los últimos
años y apunta las claves de cómo se han conseguido los éxitos de esta temporada en una entrevista
para Barça TV
¿Con qué nota puntuaría al Barça Borges?
Tras los años que hace que sufrimos y con un poco de mala suerte, yo le daría un
10, porque es la mejor temporada de los últimos diez años. Habría que remontarse a 2000, la
temporada del siete de siete. Hoy en día cuesta más ganar, la Champions ha sido muy dura. Venimos
de unos años en que el Ciudad Real ha dominado el panorama nacional. Por eso tiene más valor lo
conseguido esta temporada ganando Liga y Champions. La dificultad ha sido muy alta.
Este doblete ha desvanecido las dudas que se han tenido respecto a la sección anteriormente
y a las derrotas de este año. ¿Cómo se trabaja con esa presión?
Sufres porque estamos en un club donde no vale ser segundo, hacer un buen papel o
años de transición. Aquí hemos acostumbrado la gente a ser ganadores y ser el primer equipo
siempre. Te duele cuando no se lo puedes dar. Estas temporadas cuando las cosas no han ido bien, la
filosofía que implementamos hace 4 o 5 años ha sacado ahora los frutos después de derrotas
dolorosas o injustas. El equipo ha cogido una personalidad propia. Con estos altos y bajos la
creación del proyecto hace cinco años, ha hecho que se vea que el trabajo está, con errores pero
también con muchos aciertos.
¿Es la reafirmación del trabajo bien hecho?
Creo que sí, porque la estructura está bien diseñada. Ya desde la base donde formamos
jugadores para que suban, se ha hecho muy bien en estos años, somos ahora la referencia de base
tanto de España como de toda Europa, porque en ningún lugar se trabaja con la calidad que se
trabaja aquí no sólo técnica, sino en todos los aspectos. En el primer equipo y como está
estructurada la labor de todo es una estructura muy buena y muy sólida.
Cuando se decide que no sigue Manolo Cadenas, usted apuesta por Xavi Pascual, aunque no
había entrenado Asobal, sólo había hecho de entrenador ayudante, y usted confía plenamente y al
cabo de un tiempo llega la Liga y Champions.
Persistir y tomar decisiones es importante. Cuando uno se equivoca, todo el mundo
le carga el muerto, pero cuando las cosas salen bien, todo el mundo quiere colgarse la medalla. En
un momento como este de alegría, no me quiero apuntar la medalla porque el mérito es de los
jugadores y en un segundo término de los entrenadores, que son los que gestionan. Al final dependes
de la calidad, que el Saric pare pelotas, que Nagy haga goles ..., como ocurre con el fútbol.
Nuestro mérito también es, pero menos. También a la hora de las críticas la culpa no es toda
de los de arriba, porque precisamente no tiras penales ni paras pelotas. Con Manolo fue mi gran
error ponerlo, porque la filosofía no ligaba con el Barça, pero todo el mundo creyó que sería un
buen entrenador para el Barça.
En el segundo año pusimos a “Pasqui”, una persona que era la base y con quien
conectaba en la visualización del balonmano. Me atribuyo yo el sufrir durante este tiempo hasta que
las cosas han salido bien, el poner una persona que para muchos no estaba preparada para llevar el
equipo, que era más fácil poner un entrenador con más nombre y ahorrarme las críticas.
Cuando amas tu club y tomas las decisiones que crees que son mejores, muchas veces van en
contra de tus propios intereses. Siempre he pensado antes en el Club, estas decisiones las tomaba
por bien del Club y no por mi bien. Ahora estoy contento del éxito del proyecto, que estos dos años
aguantando han acabado en alegría.
Han construido un equipo compensado.
El entrenador ha hecho una estructura defensiva propia. Él ha buscado su personalidad en esta
defensa, la salida al contraataque. Llevábamos una deficiencia desde el 2004 jugando sin central
nato. El equipo estos años ha pagado eso. Se ha demostrado que cuando juegas estructurado, el
equipo, aparte de ganar, juega más vistoso y sacas más rendimiento del que tienes alrededor.
Todos los jugadores que han ido viniendo y que han colaborado mucho, son jugadores
que les faltaba ganar, porque siendo el Barça se han posicionado en el top mundial. Saric, por
ejemplo, había pasado por muchos equipos pero le faltaba ganar siendo él el protagonista, como
ocurrió en la final de Champions. Rutenka era ya un ganador y aporta mucho al equipo. Noddesbo ha
ido creciendo. Cuando vino no jugaba ni con Dinamarca y poco a poco ha ido creciendo y se ha
convertido en un ídolo del balonmano mundial por sus roscas y sus goles. Jugadores como Víctor
Tomás, que es referencia aquí del barcelonismo porque es un jugador de casa con quien vibra la
gente, Juanín, que se encuentra en su etapa de madurez, Nagy como capitán. La clave de todo es que
hemos jugado con un patrón de juego, con dos centrales de calidad alta como Raúl y Dani, que no
tienen otros equipos, que dan personalidad.
Iker Romero. ¿Cómo valora su contribución?
Ha sido un jugador que ha aportado mucho a la sección y al Club. Ha sido un jugador
de club, que nunca nadie le podrá reprochar su esfuerzo. El único gran qué que le podría poner es
que lo pusieran de central, pero su posición natural es la de lateral izquierdo, donde ha dado los
mejores momentos. Se le debe poner un 10 como rendimiento al equipo. Que acabe con un doblete es
muy grande y le deseamos mucha suerte en Berlín.
¿Cómo se viven los éxitos como jugador y como secretario técnico?
La alegría es muy diferente. Cuando veía estos días los jugadores avión
celebrándolo me recordaba cuando yo era jugador, que lo vives todo más como un aficionado, hacía lo
mismo. Sí que he notado mi tranquilidad ante una victoria, porque al igual que en las derrotas no
podía hacer nada y estaba de brazos atados y no tenía margen. Es como si ya no me tocara a mí, vivo
la ilusión más por dentro.
Cuando jugaba demostraba que era un hombre ambicioso y con mentalidad ganadora. ¿Cómo lo
transmite a los jugadores?
Muchos jugadores me han agradecido personalmente estos días muchas cosas, al oído.
Yo no me meto en cosas técnicas, pero muchas veces un jugador viene y te pregunta, porque conoce tu
condición de ex jugador. Cuando Rutenka tuvo la lesión, me vino y me preguntó qué tenía que hacer.
Para mí es un placer por el respeto que te tienen.
Yo intento mantenerme al margen, pero mis palabras son siempre de ánimo, de ayuda y
de apoyo. Cuando alguien busca algo más también lo encuentra. Les cuento que una de las claves es
volver a tener ganas de ganar y si no te cansas de esto puedes marcar una época. Entiendo que los
que tenemos allí la camiseta colgada tenemos algo que hace que la gente te escuche de otra manera.