19.10.2009 17:46
Alcohol y rendimiento deportivo
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En un deportista, que somete el cuerpo a una actividad física muy por encima de la media, los efectos del alcohol pueden interferir de forma negativa sobre todo si el consumo no es responsable.
El consumo moderado de alcohol, en pequeñas cantidades, tiene ciertos efectos positivos para el
organismo, siempre que estemos hablando de personas adultas y sanas y que no consuman fármacos que
puedan interferir con el alcohol. Por ejemplo, aumenta el "colesterol bueno", modifica la actividad
de las enzimas gástricas que facilitan la digestión, mejora los efectos de los antioxidantes de
algunos alimentos y permite cierta vasodilatación periférica. En este sentido, el consumo ocasional
y moderado de alcohol se considera beneficioso para la salud. Sin embargo, estos efectos positivos
se pueden conseguir con otros medios y hay muchos aspectos que desaconsejan el consumo de alcohol
durante la vida deportiva.
Efectos
Sus
efectos dependen de la cantidad ingerida de este ingrediente y de la tolerancia de cada individuo.
El alcohol, o etanol en vocabulario químico, afecta a todos los sistemas del cuerpo, como el
aparato psicomotor, interfiriendo directamente en los procesos fisiológicos de recuperación del
esfuerzo, en el crecimiento muscular, en la rehidratación y en la reposición de los depósitos de
glucógeno muscular y hepático, por tanto, afectan de manera negativa el rendimiento del deportista.
Nutriente pobre
El consumo de alcohol después de la competición o entrenamiento es en ocasiones un acto
social, pero el consumo excesivo, sobre todo en el deportista joven, además de mostrar una imagen
lejana al espíritu del deporte, es negativo para el desarrollo del mismo deportista. Además, el
alcohol se puede considerar un nutriente pobre porque sólo ofrece un elevado nivel calórico sin
elementos nutritivos y este aspecto debe tenerse en cuenta para aquellos deportistas que mantienen
una dieta, vigilan su peso o quieren reducir la grasa corporal en función del deporte.
Reduce las medidas rehabilitadoras
En la práctica del deporte es muy habitual la aparición de lesiones de diversa
consideración, desde los pequeños traumatismos hasta las lesiones más graves, y la presencia de
alcohol en el organismo limita, por su efecto vasodilatador, la eficacia de las medidas
rehabilitadoras que se toman después de la actividad física para evitarlas. Por otro lado, el
efecto nocivo del alcohol actúa en el proceso de recuperación de la fibra muscular del cuerpo
después de un ejercicio de cierta intensidad dañando aún más los tejidos dañados por el mismo
ejercicio.
Evitar beber alcohol
Pero no sólo se debe
evitar el consumo de bebidas alcohólicas después de la actividad física. El deportista también
tiene que hacerlo antes del ejercicio para que la afectación del tejido muscular es sobre todo en
las fibras oxidativas donde más intensamente se contrae el músculo en contacto con estas
sustancias.
Otro aspecto a tener en cuenta es que el alcohol interfiere en la hidratación del cuerpo
porque disminuye la ingesta de agua mientras se está tomando la bebida alcohólica. Esto se explica
porque aumenta la diuresis y por una alteración en la percepción de las necesidades hídricas del
organismo. Una bebida con más del 2% de alcohol no es adecuada para la rehidratación. Además, se ha
extendido la idea equivocada de que el exceso de alcohol se puede eliminar con una sesión de sauna,
acto que facilita aún más la deshidratación.
Conclusión
En conclusión, no existe ningún beneficio para el deportista en la ingesta de
alcohol en los períodos de recuperación posteriores al entrenamiento o competición y se observan
efectos indeseables a corto y a largo plazo. En todo caso, se recomienda siempre la ingesta
moderada y/o abstención durante los períodos anteriores y posteriores al ejercicio. Y para obtener
los beneficios de algunos componentes de bebidas determinadas como el vino o la cerveza, o
simplemente por el gusto de disfrutarlas, es aconsejable recurrir a las de bajo o nulo contenido
alcohólico.