
10.02.2009 10:31
Vanessa Forns
Por un día, Jackson Quiñonez cambió las vallas por el listón. En una mezcla entre reto personal y apuesta, el finalista olímpico de 110 metros vallas participó en la prueba de salto de altura. Y la ganó...
Así recuerda Quiñonez el momento en que conseguía la primera posición:
“Estaba muy nervioso, porque no sabía cómo iría. Cuando conseguí el 2’12 m ya llevaba
unos 10 saltos. Fue muy duro”. Muy exigente consigo mismo, Quiñonez se muestra convencido de
que, si no hubiera sido por el cansancio que llevaba acumulado, “podría haberlo hecho mucho
mejor, quizás unos 5 o 6 centímetros más”
Para este atleta de origen ecuatoriano, pero con pasaporte español, este
concurso de altura no era una novedad. Y es que Quiñonez, justo antes de especializarse
profesionalmente en las vallas, ya había practicado el salto de altura. “Tengo un pasado como
saltador de altura. Cuando era más joven, y hasta el año 2001 aproximadamente, compaginaba las
pruebas de salto de longitud y la de altura y con las vallas. Con 20 años conseguí una marca de
2’20 metros, si bien es cierto que tenía menos años y pesaba menos. Posteriormente decidí
centrarme de manera específica en las vallas. Es más fácil mejorar segundos que centímetros”,
explica.
El atleta del FC Barcelona, de 28 años, tiene muy claro que esta
incursión en el salto de altura no irá, por el momento, más allá en un futuro: “Fue un
momento de distracción en la temporada, una manera de oxigenarme, y no me ha salido mal”. Al
mismo tiempo, apunta que le gustaría “probar más cosas en el atletismo”, pese a que,
entre sonrisas, reconoce que “ya soy algo mayor para hacer probaturas".
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