21.02.2008 13:29
Una nueva odisea
Sònia de Alba
La expedición del AXA Barça ha llegado a las 9 de la mañana a las instalaciones del Camp Nou. El viaje de vuelta fue aún más accidentado que el de ida, con el añadido de la derrota contra el CSKA.
Los acontecimientos no vinieron rodados. Todo al contrario.
Desde
que al AXA FC Barcelona salió del Palau hasta que llegó a Moscú pasaron muchas cosas
. Pero es que el retorno aún fue más complicado. El vuelo desde la capital rusa a
casa fue eterno. Casi 9 horas encima del avión en un trayecto que suele durar no más de cinco
horas.
Desgaste considerable
Del descalabro que sufrió la planificación logística de esta segunda
jornada del Top-16,
lo peor
fue la derrota
. El plano deportivo se vio condicionado por el atraso de la llegada de la expedición en
Moscú. “No sirve de excusa, pero evidentemente nos ha afectado”, exponía Pepe Sánchez
una vez acabado el partido.
Plantar cara a uno de los equipos más fuertes de Europa se debe tener presente, a pesar
de que la sensación final queda marcada para haber perdido. “Habíamos venido aquí a ganar y
evidentemente estamos dolidos”, aseguraba Xavi Pascual en rueda de prensa en Moscú. El
entrenador azulgrana destacaba que a su equipo le faltó “decisión” en algunos momentos
“para cambiar el signo del partido”.
Ersan Ilyasova valoraba el match así: “Hemos jugado contra uno de los equipos más
fuertes de Europa, cosa que te obliga a tener en cuenta en defensa a muchos jugadores. Pero
tenemos que continuar hacia adelante y en Barcelona les intentaremos ganar”.
Desde la perspectiva rusa, incluso Ettore Messina reconocía el esfuerzo que tuvo que hacer su
equipo para superar a los azulgranas: “Por ello estoy feliz. El Barça siempre es un rival muy
peligroso y ha estado atento para aprovechar nuestros errores”.
Incidente en Kosice
Después de la finalización del partido, el primer equipo de baloncesto y la prensa
desplazada a Moscú hacían más de una hora por carretera hasta llegar al aeropuerto de
Domodedovo. Los controles de pasaporte y las autoridades del país tampoco ayudaron gaire a agilizar
los trámites.
El vuelo chárter que tenía previsto salir a las 00.30 horas lo hizo a
la una y media de la madrugada, hora local en Moscú (dos horas menos en el Estado
español).
Cuando el avión despegó quedaban tres horas y media hasta hacer escala en Eslovaquia. Pero en
el aeropuerto de Kosice la parada fue de tres horas larguísimas, a pesar de que la previsión era
sólo de una hora para llenar el combustible.
El problema fue que el camión cisterna tenía rota una pieza que marca el límite de queroseno
que introducía en la aeronave. El avión estaba lleno y el camión continuaba pasando
combustible. Eso provocó que se disparasen los mecanismos de alerta y que los bomberos tuviesen que
intervenir.
Hasta que todo estuvo resuelto pasaron tres horas y media. El avión volvió a despegar hacia
Barcelona y aterrizó en el Prat a las 8 de la mañana.
El último paso
Pero aquí no acabó la odisea. Con los motores ya apagados sólo había
que esperar a que llegasen las escaleras para que todo el mundo pudiese descender del avión. Y
ésta no llegó hasta un cuarto de hora después.
Con signos evidentes de cansancio, de no haber dormido toda la noche y del desgaste más
que comprensible por dos días interminables, el AXA Barça llegaba a las
instalaciones azulgrana casi a las nueve de la mañana.
Los jugadores ya están descansando. Esta tarde, más trabajo porque el sábado la expedición
azulgrana cogerá un nuevo vuelo. Destinación, Fuenlabrada. El domingo se juega la jornada 22 de la
ACB contra el Alta Gestión.